“ESE PREMIO YA NO ES JUSTO. CREO QUE COMETIERON UN ERROR AL DARSELO A DEMBÉLÉ…” — Lamine Yamal ha criticado públicamente los resultados de la ceremonia de los The Best 2025.
La estrella del Barcelona declaró que Ousmane Dembélé no merece el premio al Mejor Jugador Masculino del Año y afirmó que otro nombre era mucho más merecedor de ese honor.

Casi de inmediato, el propio Dembélé respondió a Yamal con un mensaje de 10 palabras, dejando a Yamal furioso y sin palabras…
La gala de los The Best 2025 dejó una estela de polémica que nadie esperaba. Aunque el ambiente parecía festivo, las declaraciones posteriores transformaron la celebración en un debate global que rápidamente dominó titulares deportivos en España, Europa y América Latina.
Lamine Yamal, joven estrella del FC Barcelona, no ocultó su malestar tras conocerse el nombre del ganador. Con una madurez que contrasta con su edad, decidió hablar sin filtros y cuestionó públicamente la justicia del premio otorgado.
“Ese premio ya no es justo”, afirmó Yamal ante los medios, visiblemente serio. Sus palabras resonaron con fuerza, pues no se trataba de un aficionado, sino de uno de los talentos más prometedores del fútbol mundial actual.
El jugador azulgrana fue aún más directo al señalar que, en su opinión, Ousmane Dembélé no había sido el futbolista más determinante del año. Para Yamal, el galardón ignoró estadísticas clave, impacto colectivo y regularidad competitiva.
Según fuentes cercanas, Yamal tenía otro nombre en mente, un jugador cuyo rendimiento constante y liderazgo marcaron la temporada. Aunque evitó mencionarlo inicialmente, dejó claro que la elección final le parecía un error evidente.

Las redes sociales explotaron en cuestión de minutos. Aficionados, periodistas y exjugadores debatieron intensamente las palabras de Yamal, dividiendo opiniones entre quienes aplaudían su valentía y quienes criticaban su falta de diplomacia pública.
Para muchos, la controversia evidenció un problema recurrente en premios individuales. El debate sobre criterios, favoritismos y peso mediático volvió a surgir, alimentado por la influencia creciente de jóvenes figuras como Yamal.
Ousmane Dembélé, protagonista involuntario de la tormenta, no tardó en reaccionar. Lejos de emitir un comunicado extenso o una entrevista aclaratoria, optó por una respuesta breve, directa y sorprendentemente fría.
El mensaje de Dembélé constaba únicamente de diez palabras. Sin insultos ni explicaciones largas, su frase fue interpretada como una mezcla de ironía y seguridad, suficiente para encender aún más la polémica mediática.
Cuando el mensaje se hizo público, el impacto fue inmediato. Muchos interpretaron la respuesta como un golpe silencioso pero contundente, que dejó a Yamal sin réplica inmediata y claramente molesto por la situación.
Testigos aseguran que Yamal, al conocer el contenido del mensaje, mostró un gesto de frustración. No esperaba una reacción tan calculada y minimalista, especialmente proveniente de un jugador con tanta experiencia internacional.
La tensión entre ambos futbolistas se convirtió rápidamente en uno de los temas más comentados del año futbolístico. Analistas comenzaron a revisar estadísticas, partidos decisivos y momentos clave para respaldar una u otra postura.
Desde el entorno del Barcelona, algunos compañeros de Yamal defendieron su derecho a opinar. Argumentaron que su crítica no fue personal, sino dirigida al sistema de votación y a la percepción de injusticia acumulada.
En cambio, desde círculos cercanos a Dembélé, se insistió en que el premio reconocía no solo números, sino influencia en partidos grandes y momentos decisivos, aspectos que no siempre aparecen reflejados en las estadísticas.
La FIFA, organizadora de los The Best, evitó entrar en la polémica. Sin embargo, la controversia reavivó discusiones internas sobre posibles reformas en los criterios de selección y transparencia del proceso.
Mientras tanto, la figura de Yamal creció aún más mediáticamente. Para bien o para mal, su nombre estuvo en boca de todos, consolidándolo como un jugador influyente también fuera del terreno de juego.
Expertos en comunicación deportiva señalaron que este episodio marca un cambio generacional. Los jóvenes futbolistas ya no temen cuestionar decisiones institucionales, incluso cuando estas provienen de organismos históricos.
El público, por su parte, mostró reacciones divididas. Algunos celebraron la honestidad de Yamal, viéndola como una bocanada de aire fresco. Otros consideraron que aún debe aprender a manejar la presión mediática.
Lo cierto es que el premio a Dembélé quedó parcialmente eclipsado por la polémica. En lugar de celebraciones unánimes, el galardón quedó asociado a debates, comparaciones y discusiones interminables en medios deportivos.
Para Dembélé, el silencio posterior fue estratégico. Tras su mensaje de diez palabras, decidió no añadir nada más, dejando que el ruido mediático se disipara por sí solo con el paso de los días.

Yamal, en cambio, reflexionó públicamente días después. Sin retractarse completamente, matizó su postura y reconoció que quizá el momento elegido no fue el más adecuado para expresar su desacuerdo.
Aun así, dejó claro que mantiene su opinión sobre la necesidad de revisar cómo se otorgan premios tan importantes. Para él, el fútbol debe premiar coherencia, impacto real y no solo narrativa mediática.
La historia entre Yamal y Dembélé no parece haber terminado. Cada enfrentamiento futuro, cada gesto y cada declaración será analizada con lupa por aficionados y periodistas alrededor del mundo.
Al final, los The Best 2025 no solo premiaron a un jugador, sino que desataron una conversación global sobre justicia, mérito y voz generacional. Una conversación que, sin duda, seguirá marcando el fútbol moderno.